Ir al contenido principal

Falleció José Luis Sampedro en Madrid.



La noche del domingo al lunes fue fresca en Madrid. El invierno no quiere irse del todo. José Luis Sampedro moría en su casa de la capital. Al parecer, se fue plácida, luminosamente, rodeado de cariño y respeto. Yo también estaba esa noche en aquella ciudad desmesurada y siempre inquietante. Habíamos ido al Prado, al Museo del traje en la zona de la Complutense, al teatro. Supongo que algún muelle del alma se me debió torcer. Dada su relevancia pública, han optado por dar la noticia algún tiempo después, para tener cierta intimidad. No puedo evitar sentirme triste, un poco huérfano, un poco desorientado.

Hemos citado a Sampedro en otras ocasiones en este blog, como cuando le dieron el Nacional deLiteratura.   En estos últimos años, su figura se ha ido agrandando. Ha actuado como icono ético de la nueva generación que está exigiendo cambios sustanciales en nuestra sociedad enferma. Sampedro, en sus conferencias, en sus libros reeditados, puso nombre a este gran naufragio. Sus temas fueron la vida, el amor, la tolerancia, la ética. Fue el último de los sabios. Quizá fue el vidente simbólico que Saramago predijo metafóricamente en “Ensayo sobre la ceguera”. Ojalá muchos lean lo que escribió y piensen en lo que dijo.

Sampedro fue conocido, especialmente, como novelista. No fue muy prolífico; pero desde su primera novela publicada (“Congreso en Estocolmo”, 1952), cada nueva obra era bien acogida por el público y por la crítica. No fue un innovador en lo literario; pero el tono íntimo y honesto de sus líneas nos gustaba a muchos. “La sonrisa etrusca” (1985), tan importante en mi vida, me sigue pareciendo bellísima, cuando releo cualquiera de sus párrafos al azar.

Además de su trabajo literario, Sampedro fue profesor de economía. Y en esa otra faceta, también destacó. Aunque menos conocido por el gran público, introdujo en el mortecino mundo académico de los 50 una nueva manera de ver  la estructura económica y sobre todo, trajo a España el concepto de "desarrollo" y "subdesarrollo". En los últimos años, al socaire de su popularidad como referente ético, publicó algunas obrillas de divulgación, como “El mercado y la globalización” (2002) y se reeditaron otras, como “La inflación, al alcance de los ministros” (2012). Es el último libro que he leído sobre economía.

Sampedro se ha ido en un abril extraño, con el invierno aún agarrándose a las aceras. Pero seguro que se ha ido feliz, porque sabe que la primavera va llegando. Yo ya he visto esa primavera en los hermosos balcones de Lavapiés, llenos de flores y de banderas, honestas, indignadas, tricolores.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Se le echará de menos.
Oye, y de la República no decimos na?

Entradas populares de este blog

Asesinato en el campo de golf.

La realidad siempre supera a la ficción. Ni el mejor Azcona podría haber imaginado la boda cortesana del otro día ni el más inspirado Berlanga, rodarla. Fue una inundación de imágenes ridículas, un tsunami de mal gusto, una representación prodigiosa y completa de todo lo vano y risible de nuestra sociedad. Dicen que el humor siempre ha de apuntar hacia adentro y hacia arriba y apuntar bien la pistola es difícil; pero las imágenes que, como huesos, tuvo a bien echarnos la tele de Ayuso eran una diana gigantesca, grande como un océano de paradojas. Dispararas donde dispararas, acertabas. NO piensen que les deseo unos tiros o unas bombas a los convidados. Sobre eso, volveré más adelante. Al revés, hay que agradecerles a todos que acudieran disfrazados a la iglesia de San Francisco de Borja para alegrarnos la vida y recordarnos, con humor y gracia congénita, cuán estúpido es nuestro reino y cuán absurda es la existencia humana. Dios, gracias por el fuego y por el humor. Semejante orgía de

El niño que miraba al mar (Luis Eduardo Aute)

Tomás, compañero y sin embargo, amigo, me manda esta fervorosa reseña del concierto que compartimos la semana pasada: ¡Aute sigue en plena forma! Será porque nos mentalizamos para un homenaje al maestro, al que suponíamos agostado, será por envidia; pero es lo primero que me sorprendió de un concierto vibrante de música, letra y ritmo. Fue en La Rambleta, en Valencia el 28 de noviembre. Aute ya tiene 71 años, nunca ha exigido mucho a su voz y las mesas de mezclas hacen maravillas, pero todo eso no desmerece que sonó limpio e intenso. Uno no puede menos que preguntarse cuál será el secreto de su vigor, y cómo aplicárselo. Cantó las canciones de su último disco “El niño que miraba el mar” y algunas de sus discos anteriores, ya 46 años componiendo. Al final del concierto se centró en las históricas las de los 70 y 80 después de haber amagado tres veces con terminar e irse. Total 3 horas sin descanso. Se hicieron cortas. Le acompañaron tres músicos muy buenos, incluido s

The royal game.

La famosa "Novela de ajedrez" de Stefan Zweig suele ser la primera obra literaria que cualquier lector occidental citará en relación al juego-ciencia. La imagen social del ajedrez, o mejor dicho, de los ajedrecistas, ha sido muy influida por esta novela breve. Muchos críticos la consideran la mejor obra del austríaco. Yo prefiero "Momentos estelares de la humanidad".  Zweig publicó "Novela de ajedrez" en 1941, durante su exilio brasileño. Se suicidaría poco después, desesperado ante los continuos triunfos nazis. Hace muchas vidas, vimos la peli " Farewell to Europe " sobre los últimos años del gran escritor.  Un trasunto del mismo Zweig, el misterioso doctor B. viaja en un transatlántico Nueva York-Buenos Aires. A los ajedrecistas, este planteamiento les traerá a la memoria las célebres olimpiadas de 1939, después de las cuales, varios jugadores europeos decidieron quedarse en Argentina. El doctor B. fue detenido por los nazis después del Anschlu